jueves, 19 de abril de 2012

LAS DEUDAS DE LA IRA



Cada día que pasa, más me acuerdo de la novela de Steinbeck, " Las uvas de la ira". La novela trata de los miles de desplazados desde los campos de algodón de Oklahoma  los okies que tuvieron que abandonar sus tierras por acción de la crisis del 29,  de los bancos y las tormentas de polvo. Los okies se dirigieron hacia California como si fueran al paraíso. Se encontraron con el peor de los infiernos. Tratados como infrapersonas en su propio país, perseguidos y explotados. Salvo en muy escasas excepciones, fueron perseguidos,  solo se les buscaba en tiempo de cosecha, reclamando más gente de la necesaria como método de bajar los precios en mitad de recolección, sin que ni siquiera ganaran para comer. Por supuesto, los sindicatos no estaban permitidos y fueron perseguidos violentamente, así como fueron perseguidos los campamentos.

La Gran Depresión tiene muchas cosas en común con la crisis actual. Pero yo creo que es muy esclarecedora la acumulación de riqueza por parte de una minoría de la población, como pone de manifiesto esta gráfica.


Como se observa en la gráfica esta acumulación disminuyó tras la crisis y ello coincidió con un período sostenido de crecimiento económico hasta la llegada de los gobiernos de Reagan. Parece claro que, las políticas neoliberales condujeron a un proceso de falta de equidad fiscal y a un período de acumulación de capital cada vez en menos manos.



Como se ve en la gráfica anterior, los salarios desde el año 1980 a nuestros días apenas sufrieron variación, mientras la productividad por hora trabajada siguió subiendo y subiendo. La solución para que los trabajadores hayan podido seguir consumiendo, comprando casas, automóviles y otros productos fue, sin duda, una mayor dependencia de la acumulación de deuda por parte de las familias. Par ver quiénes han sido los ganadores no hace falta más que irse a la primera gráfica del post.

No hace falta mucha imaginación para ver que en nuestro país ha sucedido algo parecido. El otro día The New York Times decía que el gobierno de Rajoy estaba tomando muy malas medidas haciendo recaer el costo de la burbuja inmobiliaria sobre los trabajadores, sobre la sanidad y sobre la educación; precisamente sobre aquéllas que deberían regenerar nuestra sociedad, su estructura económica y, sobre todo, los valores.

Es muy triste observar las medidas de hoy con el tema de la adquisición de medicamentos, hablando de progresividad y poniendo en la misma horquilla del pago del 50% de la receta a ciudadanos que tienen una renta de 18.001 euros que a otros que tienen de renta 99.999 euros.

Es muy triste observar las medidas en materia educativa, que suponen una degradación laboral para los docentes, y provocando la masificación de las aulas, precisamente en un momento en que España tiene que prestar esos servicios a unas generaciones tan heterogéneas. En Aragón se habla de cerca de 2000 docentes interinos que perderán su empleo. A nivel estatal, se habla de más de 80.000 docentes despedidos.

La excusa, una vez más, es la herencia recibida por este gobierno. Pero creo que no deberíamos olvidar que  en tiempos  de Aznar, con el apoyo del PSOE, decidió entrar en la moneda única vendiendo el patrimonio de empresas públicas rentables. Nos pegó un tiro en el pie y nos ató las manos a la espalda. Decir que eso sólo fue contestado por economistas liberales y por la izquierda real. Los liberales solo criticaron la parte de la entrada en la moneda única, porque vieron que la crisis nos asolaría en diez años, por imposibilidad de compaginar áreas económicas tan diferentes. La izquierda por lo mismo, y porque conocía en qué acababan estas privatizaciones, en un nido de enchufismos que para nada determinaban una mejor prestación de servicios, además de perder patrimonio público. Además se unió la apuesta por el sector constructor, la eliminación de la desgravación al alquiler y, con ello, la pésima asignación de recursos financieros que acabó con la hipertrofia de la economía. Durante un tiempo, lo anterior sirvió para un crecimiento ficticio, pagado con deuda privada, la cual llegado el momento de asfixia derivó en falta de ingresos públicos y, por tanto, deuda pública. La solución a estos problemas se plantea como aplicación del shock friednamita, por dos motivos principales: porque la situación la pintan calva para recortar el sistema público, y porque así se lo exige la ortodoxia que gobierna el mundo. ¿ En que consiste esa ortodoxia? Proteccionismo para las élites, liberalismo para la chusma. Cada recorte del gasto público supone una oportunidad de negocio para empresas privadas en esos sectores.


Si se quiere tener una visión más amplia del porqué del problema de la deuda recomiendo ver los vídeos que circulan por la red del profesor Bernd Senf. Aquí les dejo uno, pero hay varios. Si tienen tiempo, no se los pierdan. Verán como el sistema actual es insostenible.


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